sábado, 16 de febrero de 2013

Comunicación positiva. Parte 1

Hay cosas que sirven tanto para fuera como para dentro de casa. Y como me interesan os las cuento.

Muchos padres decidimos que no queremos gritar, pegar o chantajear a nuestros hijos. Dedicidimos criarlos desde el respeto. ¿Y como nos lo montamos? Bueno... empecemos por el principio: usamos mucho la comunicación positiva.

La comunicación positiva permite, precisamente, establecer una línea de comunicación respetuosa que permite conectar y educar al niño desde el entendimiento en vez de desde la coacción. Además permite que el niño forme parte activa en la toma de decisiones y sea parte activa de la familia.

Existen cinco puntos para ponerla en práctica. No son complicados, no. Pero puede costar un mundo aplicarlos.

1. Cálmate.
A mí, personalmente, no me gusta nada que me griten. Es más, si se me ocurre levantar la voz a Nene en seguida suelta un "¡a mí no me gusta que me griten!". Gritar es agresivo, y hace que nos posicionemos en el bando contrario y nos pongamos a la defensiva.

Como adultos, tenemos el deber de controlarnos.

2. Escucha.
No siempre que explicas un problema a alguien buscas que te dé una solución. A veces necesitas desahogarte, y puede ser muy frustrante el explicar algo, que te den una respuesta rápida y a otra cosa.

Hay que saber interpretar cuando se busca ayuda y cuando se busca un desahogo. Si ofrecemos soluciones sin escuchar al niño, este lo que percibe es desinterés y ganas de pasar a otra cosa.

Además, los niños dan muchas veces con la solución por sí mismos, y el hecho de sentirse escuchado facilita que el niño coja confianza y hable con nosotros de forma voluntaria y abierta.

3. Habla y deja hablar.
Para nosotros es muy importante enseñar a nuestros hijos que los conflictos ser resuelven con el diálogo y, por tanto, lo hacemos también en casa.

Al dejar que el niño exponga sus razones cuando ha hecho, hace o quiere hacer algo nos permite entenderlo y conocerlo mejor.

Además, a mí, como miembro de mi familia, me gusta dar mi opinión y que se tenga en cuenta ¿por qué con los niños va a ser distinto?

4. Explica, no regañes.
Cuando intentamos corregir a un niño, lo que pretendemos es que entienda qué está bien y qué esta mal. Si no le explicamos a un niño que algo está mal es muy probable que no entienda qué es exactamente lo que no nos ha gustado y vuelva a hacerlo.

Se puede ver muy fácilmente cuando un niño pinta una pared. Si le echamos un grito, probablemente dejará de hacerlo en el acto, pero unos días después volverá a repetirlo. Sin embargo, si le explicamos que no nos gusta que pinte la pared (se ensucia, se queda fea, hay que limpiarla...) y lo hacemos partícipe del proceso de limpieza para que vea el esfuerzo que implica el dejar la pared como estaba, es muy probable que interiorice el mensaje "pintar la pared está mal" y no vuelva a hacerlo.

5. Negocia, no impongas.
A menudo los padres nos creemos poseedores de la verdad absoluta de todo. Y los niños nos demuestran constantemente que esto no es así.

El llegar a un acuerdo (tanto niños como padres), ceder y comprometerse permite el diálogo y mejora la colaboración.

Iremos escribiendo más sobre la comunicación positiva. ¡Ah! y no olvidéis que sirve tanto para niños como para adultos.

Saludos excursionistas.

Fuentes de este artículo:
http://abrazarte.org
http://adivinacuantotequiero.blogspot.com.es
http://www.cluboptimistavital.com

1 comentario:

  1. Totalmente de acuerdo. Tanto adultos, como niños, somos PERSONAS, por encima de todo.
    Un abrazo.

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