lunes, 18 de febrero de 2013

Viajes largos en coche (2)

Una de las cosas que más utilizamos cuando salimos de casa es nuestra nevera portátil. Es la clásica nevera azul de camping de toda la vida. Y la utilizamos siempre que hacemos viajes largos.

Glamour, lo que se dice glamour, no tiene, pero es de un práctico...

En ella solemos meter de todo: agua, zumos, refrescos y fruta. También metemos bocadillos. Y para que esté todo fresquito, paramos en la primera gasolinera con la que nos cruzamos y le metemos un par de bolsas de hielo (sin abrir, sino, el cartón de los zumos y los bocadillos se quedan empapados y hechos un asquito).

Vaya por delante que, para nosotros, un viaje en coche de más de media hora ya lo consideramos como un viaje largo. No sería la primera vez que nos vemos atrapados en un atasco y algo que en pricipio iba a ser corto acaba siendo interminable.

Llevar fruta para picar tiene una ventaja: si está cerca a la hora de la comida puedes jugar al "mundo al revés". Das el postre como primer plato... así luego no hay problemas para comer (además, la fruta se digiere bastante rápido).

Si el viaje es realmente largo, también incorporamos palitos de pan y galletas (incluso alguna vez hemos metido chocolate). Así, si a Nene le entra hambre o sed y no podemos parar, tenemos algo a mano con qué entretenerlo.

La ventaja de que esté en la nevera, es que, además, cuando llegas te aseguras de que no se queda nada en el coche (se nos olvidó una vez un paquete de galletas y se nos llenó... ¡de hormigas! Como entraron sigue siendo un misterio...).

Al llevar varias cosas, también das la oportunidad de que el niño pueda elegir qué le apetece comer (a veces apetece fruta, otras, galletas...) y estás cubierto ante cualquier imprevisto. Y al estar en la nevera, no se ponen las cosas pochas (especialmente la fruta).

Seguiremos con más ideas para los viajes en coche.

Saludos excursionistas.

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